Luego de más de dos años de tramitación judicial, hoy en Goldenberg & Riesco queremos compartir con profunda emoción uno de los fallos más significativos en nuestra historia profesional.
Un tribunal de alzada acogió por fin una demanda de impugnación y reclamación de paternidad por posesión notoria, que presentamos, reconociendo lo esencial: que la paternidad no se impone, se construye. Y cuando esa construcción ha sido constante, amorosa y presente, debe ser reconocida legalmente.
En este caso, una adolescente alzó su voz. Quería que la ley dijera lo que su vida ya había demostrado. Que quien ha estado siempre a su lado, en sus aprendizajes, en sus enfermedades, en sus momentos de alegría y dolor, es su verdadero padre. Y el tribunal la escuchó. De verdad.
Uno de los momentos más especiales de la sentencia es el considerando séptimo, donde los jueces se dirigen directamente a ella. Le agradecen su valentía, reconocen su historia y le desean paz. Son palabras muy poco frecuentes en un fallo, pero que reflejan que la justicia puede, y debe, tener rostro humano.
“Compartimos contigo que tu papá ha sido un pilar fundamental en tu vida… Esperamos haber aportado en parte a esa paz que tanto nos pediste tener.”
Este fallo no solo cambia un certificado de nacimiento. Reconcilia identidad y afecto, derecho y verdad, fortaleciendo la autoestima y la estabilidad emocional de una joven que, desde hoy, podrá vivir más tranquila.
Para nuestro equipo, este caso reafirma por qué hacemos lo que hacemos. Nos desafía a litigar con rigurosidad técnica, pero también con empatía. A mirar más allá del papel.
Además, este hito marca por coincidencia el inicio de una nueva etapa para nuestro Estudio, en la que fortaleceremos el trabajo en materias penales y de familia, con un enfoque regional y alianzas estratégicas que pronto comunicaremos.
Gracias a quienes creen en este camino. Gracias, sobre todo, a ella.
Conoce más sobre nuestro trabajo en: www.goldenriesco.cl